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Ciencia y Seguido

DDT y los orígenes del mal de Alzheimer


Por Martha González Escobar
2 Junio 2014

“Nuestros datos sugieren que la exposición al DDT puede contribuir a aumentar el riesgo (de contraer Alzheimer), en conjunto con otros factores”, declaró Jason Richardson, profesor del Departamento de Medicina Ocupacional y Ambiental, de la Universidad de Ritgers, Nueva Jersey, Estados Unidos, autor principal de la investigación sobre el origen de la devastadora enfermedad que actualmente afecta a 35.6 millones de personas en el mundo, según cifras oficiales de la Organización Mundial de la Salud, que padece el 7 por ciento de la población mayor de 60 años de los tres países del continente americano en los que hay mayor incidencia de la enfermedad: Chile, Argentina y Uruguay.

Las cifras alarman más, de tomar en cuenta que siempre, según la OMS, la enfermedad se duplica cada 20 años, de tal modo que para 2050 la cifra de enfermos de Alzheimer ascenderá a 115.4 millones.

Recordemos que el DDT fue usado masivamente en la década de 1940, en la agricultura y para controlar mosquitos transmisores de enfermedades tropicales como la malaria.

A principios de este siglo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prohibió su empleo en cultivos, pero en 2006 volvió a autorizar su uso contra los mosquitos.

Según menciona una investigación publicada en Jama Neurology (27/01/2014), actualmente varios países usan DDT en la agricultura, legal e ilegalmente, pues si bien Estados Unidos la prohibió en 1972, aún existen residuos en 75 a 80 por ciento de muestras analizadas por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades.

En una investigación en la que participaron especialistas de varios países, se encontró que el pesticida DDT podría estar vinculado al Alzheimer en personas mayores, además de potenciar el desarrollo de la enfermedad cuando el paciente tiene predisposición genética.

Los investigadores encontraron 3.8 veces más DDE —un producto de la degradación del DDT— en la sangre de 87 enfermos de Alzheimer, que en la de 79 sujetos sanos usados como muestra.

También comprobaron que los portadores del gen que predispone al Alzheimer podrían ser más susceptibles a los efectos del DDE y detectaron una correlación entre la cantidad de esta sustancia en el suero sanguíneo y en los tejidos del cerebro de fallecidos por esta enfermedad. En ese estudio hallaron que la presencia de DDE aumentó la cantidad de una proteína asociada con las placas amiloides características del Alzheimer.

“El DDT no se usa en los países latinoamericanos, y todos, salvo México, lo han prohibido”, opinó acerca del estudio Juan José Mieres, del Centro de Investigación Toxicológica de la Universidad Católica de Chile.

Sin embargo, existen indicios de que su presencia es persistente en las personas, pues una investigación realizada en 2009 encontró rastros de DDT en la sangre de niños de 11 comunidades rurales de México y Centroamérica.

Una opinión más crítica es la que expresó Patricio Fuentes, neurólogo de la Corporación Alzheimer-Chile: “El estudio detectó DDE en 70 por ciento de los sujetos sanos y no encontró indicios en 20 por ciento de los con Alzheimer. Algunos controles sanos tenían DDE en el tercio más alto”.

Así las cosas, no se puede considerar que existe una relación lineal de causalidad entre DDT-sangre-cerebro-Alzheimer, concluyó Fuentes.

“Para probar que a mayor exposición a pesticidas órgano-clorados, es mayor el riesgo de desarrollar Alzheimer, se requieren análisis en poblaciones más amplias, el despeje de otra variable que pueda estar influyendo y resultados aún más categóricos”.

Dwight German, coautor de la citada investigación y profesor de psiquiatría de la Universidad de Texas, informa que están buscando un vínculo directo entre DDT y Alzheimer.

De encontrarlo, podrían detectar tempranamente la presencia de DDE en muestras de sangre y eliminar la sustancia del paciente. Consideran que esta investigación, de continuar con ese ritmo, podría prevenir la enfermedad cuando sea causada por la presencia de DDE en la sangre.



Nuestros datos sugieren que la exposición al DDT puede contribuir a aumentar el riesgo (de contraer Alzheimer), en conjunto con otros factores
Nota publicada en la edición 791


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