Jorge Alberto Mendoza

La vida misma

Pablo Gómez


Sentirse en la Luna

Por Rebeca Ferreiro
18 Julio 2014

“En México la gente no lee”, decimos con pesadez. Los números no mienten y la última encuesta nacional arrojó un dato sustancial para el debate (o la lamentación): el mexicano promedio no lee ni siquiera un libro al año... pero “¿y los otros?”, se cuestiona Pablo Gómez, egresado de la licenciatura en Letras Hispánicas y de la maestría en Estudios Cinematográficos.  “Los que leen más de uno, los que, por ejemplo, leen dos, tres, diez libros al año ¿por qué lo hacen?” Ésa es la cuestión, el telón de fondo, de En la Luna (2013), documental que busca recoger las experiencias y motivaciones en voz de quienes afirman no poder vivir sin leer.

Contra el fatalismo
Siempre que leo artículos relacionados con la lectura en México, encuentro datos muy fatalistas sobre la situación actual. Sin embargo, quizás por casualidad, estoy rodeado de gente que disfruta mucho de los libros. Entonces la pregunta me sonaba muy obvia: ¿Por qué leen los que sí leen? Con la intención de fomentar la lectura desde 2005 el grupo literario Los Solos, del que formo parte, trabaja en proyectos editoriales. Cada año hacemos una reunión para hablar del siguiente trabajo y cada vez un miembro del equipo propone y coordina uno nuevo. En el 2011 llegó mi turno de proponer. Ya antes habíamos publicado algunos libros de manera autogestiva o con el apoyo de instituciones, pero en ese momento todo lo que sabía era que no quería publicar otro texto, sino compaginar dos de mis pasiones, el cine y los libros, para difundir algo que a veces los promotores se limitan a hacer en talleres o lecturas de los que la gran mayoría de la población no se entera. Quería divulgar, más que la lectura en sí —en abstracto—, razones reales para disfrutarla, provenientes de lectores reales. No imaginé que nos tomaría más de dos años concluir el proyecto.

El placer de leer
Nos planteamos sólo una limitación: buscar personas que leyeran por mero placer y no por ningún tipo de obligatoriedad. Así que nos lanzamos a buscar lectores que vivieran en Guadalajara, porque francamente no teníamos presupuesto para ir más lejos. La sorpresa fue agradable cuando encontramos en los primeros seis meses del 2012 alrededor de cien lectores, lo que, de hecho, nos obligó a reducir la muestra. Tratamos de escoger entonces a aquéllos que leyeran más, cubriendo un rango más amplio de edad (niños, adolescentes, jóvenes adultos, adultos mayores) y que tuvieran diferentes profesiones. Nos topamos con la sorpresa de que para muchos de ellos la lectura no había llegado de manera fácil, sino que habían tenido fuertes dificultades para engancharse.

No es fácil
Para mí era muy importante, como director, que no fuera un documental de lectores para lectores, sino que fuera evidente que muchos de nosotros empezamos batallando con el gusto de la lectura. Entender que no es algo innato, sino que es posible aprenderlo, a tu propio ritmo, con tus gustos si encuentras el libro indicado. Quería, en definitiva, que también quienes no leen, o los que leen poco, se pudieran identificar con alguno de los entrevistados. Para ello, la plataforma audiovisual es una gran herramienta. Hay muchos estereotipos y prejuicios sobre quién puede ser un lector y quien está negado para eso. Yo creo que hay muchas personalidades y temperamentos con diferentes estilos de vida que pueden estar leyendo. También creo que nos hemos equivocado al olvidar que los principales promotores son aquéllos que en su contexto más cercano le recuerdan a sus allegados que leer, sólo eso, puede hacerte sentir en la luna.



Nota publicada en la edición 798


En su propia voz

Pablo Gómez
Documentalista




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